Patricio Solovera

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La extensa trayectoria músico-teatral de Patricio Solovera comienza en el año 1971, cuando es invitado a participar como guitarrista en un montaje del Teatro Nuevo Popular, compañía dependiente de la Central Única de Trabajadores CUT. La maldición de la palabra de Manuel Garrido fue dirigida por el ruso Alexander Sacha Manlay.

En el año 1975 se integra al equipo del que será uno de los últimos espectáculos presentados por el TEKNOS, la compañía de la Universidad Técnica del Estado. Bajo la dirección de Gustavo Meza montan La fierecilla domada de William Shakespeare. Luego de este primer trabajo comienza una actividad permanente de teatro en poblaciones con diferentes grupos, que no se verá interrumpida ni siquiera por el golpe de Estado.

En 1978, el músico decide irse del país, intentando alejarse de las duras circunstancias que se vivían en el país con la dictadura. Aprovecha un viaje a Ecuador y se queda allá durante un año. A su regreso continúa su trabajo músico-teatral con Tres Marías y una Rosa (1979) de Daniel Benavente. Allí se vincula con el director Raúl Osorio con el que entabla una amistad y sobre todo un vínculo director-músico que los llevará a trabajar juntos en diversas ocasiones.

Al año siguiente colabora en Las tentaciones de Pedro, una versión de Peer Gynt dirigida por Fernando González en el Teatro Itinerante.

Luego en 1981 en El lazarillo de Tormes, dirigida por Edgardo Bruna para la compañía Teatro El Globo, que tenía como objetivo presentar espectáculos en colegios. Más adelante, realiza El buen doctor de Neil Simon junto a la compañía Teatro de Cámara dirigida por Alejandro Castillo, otro de los directores con los que colabora en varias ocasiones. Ese mismo año tiene lugar uno de los trabajos más significativos para Solovera: El gran teatro del mundo de Calderón de la Barca en el Teatro de la Universidad Católica dirigido por Raúl Osorio. El compositor trabajó en colaboración con el grupo Huara, incorporando zampoñas, tarkas, pinkillos y otros instrumentos latinoamericanos además de violín.

Las colaboraciones de Solovera en el mundo del teatro son innumerables. Ha trabajado con muchos de los directores y compañías más importantes del país. Es importante distinguir que, si bien ha colaborado en algunas grabaciones con otros músicos, su quehacer ha estado consagrado casi exclusivamente al ámbito músico-teatral. Esto ha dificultado su visibilidad, pues su labor es siempre al servicio de un espectáculo y no como protagonista. Pese a que no ha recibido ningún reconocimiento por su tremendo aporte, Solovera es, sin duda, una figura fundamental para el teatro chileno de los últimos 40 años.

Archivo sonoro de Patricio Solovera Archivo fotográfico de Patricio Solovera

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