La obra musical de Luis Advis se encuentra íntimamente ligada al teatro. Es uno de los compositores más prolíficos en este ámbito. Su vínculo con la actividad teatral comienza temprano, mientras estudiaba Derecho en la Universidad de Chile, cuando compone la música para la obra infantil La princesa Panchita del dramaturgo Jaime Silva en 1958.
Luego de esta experiencia, Advis comienza a trabajar con varios grupos y compañías como compositor, abriendo una veta creativa que lo acerca a la música popular tanto chilena como internacional. Durante los años 60, Advis se consolida en la actividad músico-teatral mediante un trabajo permanente con diversos grupos, entre ellos el ITUCH, el Teatro de Ensayo de la Universidad Católica, el ICTUS, la Sociedad de Arte Escénico, el Teatro Callejón, entre muchas otras. En 1962 y 1964, colabora nuevamente con Jaime Silva en el montaje de Los grillos sordos y Las travesuras de don Dionisio, respectivamente. Luego, en 1966 crea la música de la obra Perdón, estamos en guerra, del dramaturgo Sergio Vodanovic, dirigida por Domingo Tessier.
Desde mediados de los 60 la prensa destacaba sus capacidades como músico de teatro y su versatilidad. El año 1969 resulta clave para entender lo que se venía desarrollando en el teatro chileno. Obras con contenido social y político, y además con propuestas estéticas novedosas, causaron gran revuelo. Advis participó en dos de estos montajes: Vietrock y Los que van quedando en el camino.
La primera, originalmente estrenada en Estados Unidos por su autora, Megan Terry y con música de Marriane de Pury, es adaptada y dirigida por Víctor Jara para el DETUCH. Advis realiza la adaptación musical y participa en los ensayos enseñando a los actores las canciones que formaban parte del montaje. La segunda, de la dramaturga Isidora Aguirre, se ensayó mientras aún se daban funciones de Vietrock. El director Eugenio Guzmán le encargó música y Advis, en lo que pareciera ser un procedimiento propio de su forma de trabajo, comenzó a componer a partir del texto, cuando los ensayos aún no comenzaban. Finalmente varias de las canciones que escribió no se utilizaron en el montaje, pero fueron utilizadas para la creación más popular del compositor: La Cantata Santa María de Iquique.
Luego de años de ininterrumpida actividad, el golpe de Estado viene a destruirlo todo. Advis trabajaba en el montaje de La virgen del puño cerrado, con dirección de Víctor Jara. Sin embargo éste es asesinado y el montaje se estrena con el título de La virgen de la manito cerrada. Meses más tarde se decide instalarse en el sur de Chile, específicamente en la ciudad de Valdivia, invitado por su amigo, el dramaturgo Jaime Silva que en ese momento ejercía como Decano de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Austral.
Con motivo del XX aniversario de la Universidad, el rector encarga a Silva la creación de una obra inspirada en la colonización alemana de dicha ciudad durante el siglo XIX. Éste suma a Advis al equipo y comienzan a trabajar en lo que sería el Oratorio Escénico 1850. Su actividad en el ámbito teatral se mantiene en forma permanente durante toda la década del 70 y 80, hasta comienzos de los años 90, cuando sus labores en la SCD y otras actividades lo alejan del teatro.
Ha sido principalmente conocido por la creación de la Cantata Santa María de Iquique, que es sin duda una obra fundamental de la música chilena. Otros han destacado su actividad como compositor del mundo académico. Sin embargo, todo indica que Advis es fundamentalmente un músico de teatro. Es una actividad que realiza durante la mayor parte de su vida, prácticamente sin interrupciones. Se ha dicho en varias reseñas y artículos que habría compuesto música para más de 90 espectáculos teatrales pero, aunque no deja de ser considerable ese nivel de producción, no se trata solamente de un asunto de cantidad sino más bien del profundo interés de Advis por esta área y lo que ella implicó para su desarrollo artístico.
Archivo sonoro de Luis Advis Archivo fotográfico de Luis Advis